Imperativo. Los programas se
componen de un conjunto de sentencias que cambian su estado. Son secuencias de
comandos que ordenan acciones a la computadora.
Declarativo. Opuesto al imperativo.
Los programas describen los resultados esperados sin listar explícitamente los
pasos a llevar a cabo para alcanzarlos.
Lógico. El problema se modela
con enunciados de lógica de primer orden.
Funcional. Los programas se
componen de funciones, es decir, implementaciones de comportamiento que reciben
un conjunto de datos de entrada y devuelven un valor de salida.
Orientado a objetos. El comportamiento del
programa es llevado a cabo por objetos, entidades que representan elementos del
problema a resolver y tienen atributos y comportamiento.
Otros son de aparición relativamente reciente y
no forman parte del grupo principal:
Dirigido por eventos. El flujo del programa
está determinado por sucesos externos (por ejemplo, una acción del usuario).
Orientado a aspectos. Apunta a dividir el
programa en módulos independientes, cada uno con un comportamiento bien
definido.
Cada paradigma es ideal para la resolución de
un conjunto de problemas particular, por lo que no puede decirse que uno sea
necesariamente mejor que otro.
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